domingo, 23 de octubre de 2016

El Cuetón. Circular desde Inguanzo

Salida y llegada: Inguanzo (Concejo de Cabrales) 
Distancia: 18,5 km
Duración: 8:30 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1450 m
Altura Inicial: 330 m
Altura máxima: 1651 m
Fecha de realización: 15/X/2016
Dificultad: media-alta
Track de la ruta


Itinerario: Inguanzo – Colláu Sordia – Cuetos Pardos – Sedo del Burdio (Sedo del Hombre Muerto) – Vega Seldelapiedra – Fuente del Hombre Muerto – Las Camperas – Vega Ternas – La Canal – Collado Sangallo – El Cuetón – Majada de Ostandi – Vega de Cuadriscada – Majada de Dubriellu – Colláu Carraceda – Colláu Maneda – Portillo de Busnuevu – Cruz de las Carreteras – Colláu Sordia – Inguanzo.

       El extenso macizo nororiental del Cornión, con cumbres tan conocidas como el Cabezo Llerosos, el Jascal y El Cuetón, es un mirador espectacular del resto del macizo y de Los Urrielles. Y, aunque son más conocidas y más altas las dos primeras, es la tercera la que ofrece mejores vistas al permitir resolver por separado las grandes cimas del Central (Torrecerredo, Pico de los Cabrones, Dobresengros y Cuetos del Trave) además de alcanzar hasta las grandes montañas del Oriental. Otros macizos y montañas mejoran nuestra perspectiva: sierras de Cocón y Nedrina, la Pica Peñamellera y la Sierra de Juan Robre, el Cuera, etc.

Sierra de Dobros desde la salida de Inguanzo.

Mirando hacia atrás vemos Inguanzo con la Sierra del Cuera al fondo.

Llevábamos tiempo con ganas de visitar la Sierra de Dobros desde que la lectura del libro La minería en los Picos de Europa de Gutierrez Claverol y Luque Cabal nos ilustró sobre las minas que allí explotaron el manganeso, el hierro y un poco de cobre con la ayuda de unos preciosos caminos y senderos labrados en la roca de esta abrupta orografía.
       
El sendero atraviesa el "felechal". Vemos la aldea de Berodia y al fondo el Hibeo.

Allí donde las hondonadas, canales y collados permiten la hierba hubo hermosas majadas hoy en ruinas que aún conservan la feracidad de antaño y acogen a un buen número de cabezas de ganado vacuno. En nuestro camino pasaremos por las de Ternas, Veguca Rubia en La Canal, Vega de los Carros, Ostandi, Dubriello, La Maneda y Cananda. A los pies del Cuetón veremos las vacas y caballos pastar en Ostón y, al otro lado del Cares, las extensas praderas de Amuesa por donde pasamos hace una semana (Ver reportaje)
 
Alcanzamos las peñas de los Cuetos Pardos a la entrada de la Foz del Burdio

Valga este extenso preámbulo para justificar esta ruta que comenzamos en la aldea cabraliega de Inguanzo situada a 1,5 kilómetros de la AS-114 cerca del puerto de Ortiguero. Subiremos por la Sedo del Burdio (o del Hombre Muerto) y bajaremos por Ostandi y Busnuevu.
       Llegamos a Inguanzo a las 9:30 con las últimas brumas matutinas subiendo por las laderas de la Sierra de Dobros, al sur, y aparcamos a la entrada, cerca de la iglesia. Nos encaminamos a la parte alta del pueblo para tomar una pista que avanza hacia el sur entre prados cercados con alambre de espino, algunas cabañas ganaderas en uso y un pequeño bosquete con unos pocos castaños.
 
Llegando a la Sedo del Hombre Muerto. La senda apenas se dibuja al otro lado.

En el Colláu Sordia la pista se divide en dos. Dejamos la de la derecha que se dirija a los prados y cabañas situadas al oeste y continuamos por la que se dirige al sur y finaliza enseguida en el prado con cabaña de La Piniella. Unos metros antes la dejamos para tomar otro camino a la derecha que se dirige a la cercana cabaña de Llanezas donde termina. Una senda, casi oculta por el tupido helechal, remonta la ladera de los Cuetos Pardos hasta alcanzar las peñas; nos encontramos a la entrada de la Foz del Burdio por donde discurre una preciosa sedo llamada también la Sedo del Hombre Muerto.
Por la Sedo del Burdio (cortesía de Miguel Mayoral)

Otra vista de la Sedo del Burdio o del Hombre Muerto.

Aquí se aprecia el estrecho camino colgado que nos permite cruzar la estrecha canal.

Antes de adentrarnos en la propia sedo debemos cruzar la vertical canal herbosa de la Meadoria. La estrecha senda está cubierta por largas hierbas húmedas que ocultan su traza y debemos extremar las precauciones para evitar pisar en algún agujero o simplemente resbalar. Al otro lado, alcanzamos un pequeño collado que nos permite ver el comienzo de la sedo.
      El estrecho camino, armado en algunos puntos y labrado en la roca vertical en su mayor parte, asciende por el farallón norte de la sierra y, por tanto, húmedo y con hierbas altas; lo seguimos con precaución pues las caídas son verticales.

Vista hacia atrás en el tramo final de la "sedo"

Al final hay un corto descenso (se baja peor que se sube), un tramo labrado en la roca con caídas verticales y una breve subida que nos dejan en la Vega de Seldelapiedra invadida por la cotoya. La senda sube ahora fuertemente en dirección sur, pasa junto al pilón y fuente del Hombre Muerto y continúa por Las Camperas hasta alcanzar el breve collado de La Cruz a los pies del murallón que nos cierra el paso por el sur.
Mirando hacia atrás desde la Vega de Saldelapiedra vemos el pico homónimo (dcha), el Cueto Llovedo (izda) y la Foz del Burdio

Nos desviamos a poniente hacia la preciosa majada de Ternas con bastantes cabañas, la mayoría en ruina y las menos con tejado pero abandonadas. Volvemos a encaminarnos al sur para ascender por la larga Concha la Canal, que avanza entre farallones con nombres como Paré Roblo, Paré Corvo o Paré la Señorita.
 
Cabaña en la Vega de Ternas.

La senda se pega a las verticales peñas orientales de la canal y nos permite superar más de 500 metros en kilómetro y medio. Al comienzo encontramos trazas de minería y alguna piedra con estrechas vetas de malaquita (verde); más arriba vemos los restos de algunas cabañas y abrigos para el ganado (la Veguca Rubia) adosados al murallón y una gran cueva que pudo servir para guardar ganado o quesos; no tenemos tiempo para investigar.

Concha la Canal desde cerca de su inicio en Ternas

Vista casi completa de la Concha la Canal. Se sale por la zona que vemos a la derecha y se cruza más arriba desde donde sacamos esta foto. A la derecha de la zona de hierba (que no aparece en la foto) está la majada de Ostandi.

La senda nos saca de la canal por la izquierda muy cerca de la majada de Ostandi, por la que pasaremos en el camino de regreso. Más arriba cruza el pedrero de la parte alta de la canal para continuar después por un camino armado que en pocos pasos nos deja en una alargada ladera herbosa que culmina en la pradera del Collado Sangallo con vistas espectaculares de los macizos Central, Occidental y Oriental de los Picos de Europa.
Llegando al collado Sangallo (cortesía de Miguel Mayoral)

Al otro lado, la Canal Larga desciende, al sureste, hacia la majada de Ondón que veremos cuando alcancemos la cresta de El Cuetón; al suroeste, otra senda baja hasta la de Beceña, paso casi obligado para subir al Cabezo Llerosos desde aquí. Una breve subida por la ladera de los Picos de la Vega de los Carros nos deja en la arista que avanza hacia El Cuetón, al este.

Cima del Cuetón. Por detrás del piolet vemos Caebezo Llerosos.

Macizo Central desde El Cuetón.

Macizo Oriental (de Ándara) desde la cima de El Cuetón. Por delante Peña Maín y a la derecha Peña Castil.

Macizo Occidental desde la cima de El Cuetón.

Cabañas de Ondón desde El Cuetón (con teleobjetivo)

Arenas de Cabrales con teleobjetivo, desde El Cuetón.

Un buzón de montaña en forma de gran piolet de acero inoxidable y colocado allí por el Grupo de Montaña Ensidesa, corona esta extraordinaria cima con vista a los tres macizos de los Picos de Europa y al resto de cumbres de la Asturias oriental. Disfrutando de este formidable espectáculo paramos una hora para comer.
 
Cabezo Llerosos desde la cima de El Cuetón.

Desde el cima de El Cuetón: extremo oriental del Cuera (izda), Sierra de Juán Robre (po delante), Sierra de Portudera (en el centro) y la Sierra de Cocón al fondo.

Reanudamos la marcha desandando unos metros por la arista de El Cuetón para descender después al “jou” que lo separa del cercano Pico de las Quemadas. Encontramos unos montones de escorias parcialmente cubiertos por la hierba, restos de algún proceso de calcinación del mineral para reducir su tamaño y transportarlo mejor. En esta zona y algo más abajo, en Ostandi, hubo algunas pequeñas explotaciones de mineral ferruginoso y me pregunto de dónde salió la madera para realizar el proceso; desde que pasamos la Sedo del Burdio no hemos vista prácticamente ningún árbol. Quizás la toponimia tenga la respuesta.
Majada de Ostandi con su pequeña laguna y el Cabezo LLerosos al fondo.

Dejamos a la izquierda la arista por la que llegamos y a la derecha el Pico de las Quemadas y accedemos, por otra senda minera, a otro valle que tiene una doble denominación en los mapas: Valle del Lago (el lago que figura no es más que un “jou” sin rastro de agua) o Vega les Salgueres (no vemos ninguna salguera o sarga en todo el valle).

Camino minero, bajando desde Ostandi.

El collado que cierra el valle al otro lado, nos sitúa sobre la preciosa vega y majada de Ostandi donde sí hay una buena fuente que sirve a dos pilones ganaderos y a un pequeño lago en el que se reflejan las cumbres que la rodean. Algunas cabañas están en uso y cerradas con llave y hace poco que han bajado el ganado. Paramos unos minutos a disfrutar del magnífico entorno, con el Cabezo Llerosos a poniente, y continuamos por la senda minera que durante un corto tramo sigue en paralelo a La Canal por donde subimos: la vemos desde lo alto de la Paré Corvo.
Vacas en la Vega de Cuadriscada, algunos prefieren seguir por la arista sin bajar.

La senda, labrada en la caliza con algún tramo armada, sigue hacia el noreste para descender a la pequeña Vega de Cuadriscada donde aún quedan algunas vacas. La senda sigue bajando hasta la majada en ruinas de Dubriello protegida por la Peña la Quima. La rodea después por el este y pasa al lado del Colláu Carraceda que no nos ofrece nuevas perspectivas. El valle que baja del collado, se precipita sobre el río Cares y, en la parte alta donde nos encontramos, estuvo en tiempos la majada La Maneda de la que no vemos ni los restos. La senda rodea el alomado y pelado Monte las Coronas y nos deja en el Colláu Maneda a los pies de las peñas calizas de la Sierra de Dobros. Aún quedan los restos de algunas cabañas mineras en Cananda contra los muros de la sierra. Una grieta en la peña sube al bies hasta lo alto de las peñas y desde nuestra perspectiva vemos las bocaminas por las que se extrajo el mineral de manganeso. Un camino armado sube por la grieta y permite cruzar la sierra en ese punto.

Majada de Dubriellu.

Nada más cruzar Dubriellu, vemos el Pico las Coronas, antes vemos el Colláu Carraceda. A la derecha asoma la Sierra de Dobros.

Después del collado, la senda completa el rodeo de Las Coronas por un terreno colonizado por las cotoyas y nos deja en el Portillo de Busnuevu. En esta zona y en el descenso siguiente, encontramos bastantes restos de la actividad minera que se mantuvo durante muchos años hasta mediados del siglo XX. Lo cruzamos y accedemos a una vertiginosa senda colgada con tramos protegidos con alambradas que nos permite descender mediante varias revueltas. La senda es preciosa y fácil de transitar. Hacia el final, encontramos otra construida con fuertes armaduras que sube hacia las bocaminas superiores de la sierra y quizás, más arriba, permita el acceso a Busnuevu.

Sierra de Dobros con la grieta por la que sube un camino minero. Se ven bien sus bocaminas. El Colláu Maneda se ve a la izquierda.

Llegando al Portillo de Busnuevu

La buena senda continúa entre helechos hasta enlazar con el camino ancho de la Cruz de las Carreteras que se dirige a la majada de Banu adonde llega un camino asfaltado desde Arenas de Cabrales. Confiando encontrar una senda que nos lleve rápidamente al Colláu Sordia, seguimos el citado camino, pero, entre los altos helechos que invaden la ladera de la Cuesta Survial, no encontramos ninguna y debemos desandar el camino hasta enlazar con otra que, en dirección contraria, nos lleva a La Piniella a través del Campo de Texa. Aquí enlazamos finalmente con la pista por la que subimos.

Comienzo de la bajada de la Sierra de Dobros. A la izda vemos Berodia y en el centro Inguanzo.

Otra imagen del camino que baja colgado por la ladera norte de la Sierra de Dobros.

Otra imagen del camino.

Vista atrás de la Sierra de Dobros desde el Colláu Sordia.

Iglesia de Santa Cruz del siglo XVIII en Inguanzo.

No tenemos más que cruzar el Colláu Sordia y terminar en Inguanzo donde aún tenemos algo de luz para acercarnos a la iglesia de Santa Cruz construida en el siglo XVIII en estilo barroco.

Lorenzo Sánchez Velázquez














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